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Estudio revela que falta profundidad para lograr igualdad de género efectiva en familias maulinas

Las familias chilenas declaran patrones de organización basados en la igualdad de géneros, pero en la práctica se repiten mayoritariamente los modelos tradicionales de distribución de roles.

Esta es una de las principales conclusiones a las que llegó un grupo de investigadoras de la Universidad Autónoma de Chile que está estudiando a las familias del Maule, específicamente cómo y cuánto han cambiado los roles de género al interior de éstas y las expectativas que personas jóvenes, hombres y mujeres de entre 15 y 29 años, tienen respecto de la constitución de sus propias familias.

“La hipótesis es que, si bien ha habido cambios, éstos son mucho menos marcados de lo que podría parecer si se observa lo que ocurre en el mundo del trabajo remunerado fuera del hogar, por ejemplo, donde hoy las mujeres están mucho más presentes”, explicó la doctora Verónica Gómez, investigadora del Centro de Estudios y Gestión Social del Maule (CEGES) de la U. Autónoma.

En el trabajo, el grupo determinó que entre las mujeres la maternidad no se considera indispensable para la realización personal y que ellas esperan que sus parejas se involucren más en temas de crianza.

Por su parte, el estudio indica que los hombres declaran querer participar más en estos aspectos, pero las prácticas siguen siendo las mismas.

Sobre la distribución de tareas y recursos financieros, la negociación surge como un elemento clave, aunque finalmente la descripción de las rutinas cotidianas revela que, se hable de negociación o no, las mujeres reportan que les toca una parcela mayoritaria de las tareas del hogar, y en el tema de cuidado infantil, la referencia a la negociación prácticamente no existe.

“Aquí reaparece el rol materno como preponderante: los hombres reconocen querer ser padres más cercanos y activos en la crianza de sus hijos, lo cual se traduce en que estén más disponibles para lo lúdico y la comunicación. No obstante, las tareas cotidianas y especialmente el cuidado de los niños se dejan en manos femeninas, incluidas las redes familiares como las abuelas, especialmente. Ahí se ve que los roles de género tradicionales siguen dando forma a estos procesos”, dijo la doctora Gómez.

AVANCES SIN PROFUNDIDAD

La investigadora precisó que esto no significa que nada haya cambiado, asegurando que se ve avances, pero sin llegar al nivel profundo que se requiere para lograr la igualdad de género efectiva.

Asimismo, la doctora Gómez explicó que el tema es relevante porque responde a la necesidad de contar con información sistemática y confiable sobre las expectativas que los jóvenes tienen frente a la constitución de familias y frente al mundo del trabajo, en un contexto donde los mercados de trabajo son cada vez más cambiantes y los modelos de constitución de pareja y parentalidad se han multiplicado, lo que supone nuevas demandas para las organizaciones, para el mundo público y, en particular, para los sistemas de apoyo estatales.

“Este estudio avanza en profundizar la comprensión sobre las transformaciones efectivas en los roles tradicionales de género, ya que, a pesar de veinte años de discurso público de igualdad de género, aun estos discursos no han logrado permear las prácticas concretas de negociación y distribución de trabajo doméstico en la cotidianidad de las personas jóvenes. Queda mucho por avanzar en la corresponsabilidad en el trabajo doméstico, comprendiendo que solo cuando se lo entienda como una contribución social de relevancia, es posible que logre un estatus que busque ser compartido por los hombres”, puntualizó la investigadora.

 

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