“Nuestra universidad ejercerá todas las acciones de denuncia pública y defensa jurídica que le competa, en virtud de los tratados internacionales de derechos humanos que forman parte del ordenamiento jurídico del país”, sentenció la Academia de Humanismo Cristiano al referirse a la situación de cuatro de sus alumnos en el marco de la violencia derivada de la crisis social.
Mediante una declaración pública, la casa de estudios superiores expresó que “seguimos especialmente alertas y observando la situación, y actuaremos en apoyo de cualquier miembro de nuestra comunidad que se vea afectado por estos hechos”, como el alumno Gustavo Gatica, que sufrió trauma ocular en ambos ojos producto de balines de goma percutados por Carabineros.
La grave lesión que afecó al estudiante de Sicología, de 21 años, y le provocó la pérdida de la visión de un ojo, mismo destino que podría ocurrirle con el otro, ocurrió en medio de los disturbios derivados de la manifestación por demandas ciudadanas que se congregó el viernes en Plaza Baquedano y que derivó en violentos incidentes en diversos punto de Santiago.
Frente a este escenario el plantel, que también informó de otros tres estudiantes detenidos, manifestó “su condena ante el actuar abusivo e ilegal de la policía, en el contexto de las movilizaciones sociales en curso, tal como lo han verificado diversas organizaciones de la Sociedad Civil y el Instituto Nacional de Derechos Humanos”.
Asimismo, manifestó preocupación por los últimos anuncios presidenciales, que incluyen medidas que tienden a ampliar las facultades de Carabineros, y flexibilizar sus controles y criterios de mando, al tiempo que lamentó la citación del Consejo de Seguridad Nacional, ya que militariza el accionar del Estado e incrementa la escalada de violencia”.
La UAHC también hace un llamado a las autoridades de Gobierno a prevenir, identificar y sancionar a los funcionarios del Estado de que incurran en violaciones a los Derechos Humanos.
“Nos preocupa la masificación de las situaciones de mayor gravedad: impactos y graves daños oculares; golpes en el cuerpo y rostro; actos de tortura e incomunicación; violencia sexual y vejámenes, que han afectado principalmente a menores de edad y mujeres y disidencias sexuales”.
Por último sostuvo que estas prácticas no constituyen hechos aislados y que, por el contrario, “se está instalando un patrón de comportamiento, sistemático y estructural, que es avalado por las autoridades, como también por los altos mandos policiales, en tanto principales responsables de asegurar las condiciones de seguridad de la población”.
