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Viviendas de madera resistentes al fuego son novedad en reconstrucción del Maule

Un grupo de investigadores de Duqueco, localidad vecina a la ciudad de Los Ángeles en la Región del Biobío, promete revolucionar la construcción habitacional en el país, al idear un retardante natural que permite construir viviendas resistentes al fuego.

Estos innovadores que formaron la empresa Rootman, crearon un colchón en base a raíces de granos (maíz, trigo, cebada), denominado Eco SIP (Solution Insolation Panel), que alcanza altos niveles de resistencia al calor, al fuego directo de las llamas y tiene especial capacidad de absorción sonora (aislación acústica).

La iniciativa resulta especialmente oportuna en momentos en que en la Región del Maule comienzan a desarrollarse diversos proyectos públicos y privados para reconstruir las condiciones de vida de muchas personas que perdieron sus casas, bosques, animales, aserraderos y maquinaria, tras los grandes incendios rurales que afectaron a la zona.

Rodrigo Cancino, gerente de investigación y desarrollo de Innovación de Rootman, explica que actualmente están fabricando un panel estructural aislante que incorpora el colchón SIP entre planchas de OSB (Oriented Strand Board), que conforman los tableros estructurales que se ocupan como paredes de viviendas.

PRIMERA VIVIENDA OPERATIVA

La vecina maulina Angélica Letelier ha sido la primera beneficiada con una nueva vivienda de madera dotada del sistema ignífugo Eco Sip. Ella fue una de las diez propietarias que perdieron sus casas en pleno Cerro Pelao, a 5 kilómetros al interior de la ruta a Constitución, entre Las Corrientes y Santa Olga.

Fabián Ibáñez, gerente de desarrollo comercial de Rootman, relata que “Cerro Pelao está al interior de la zona amagada, y tiene difícil acceso. Por eso, cuando vimos donde vivía la señora Angélica con mayor ánimo hicimos la campaña. Pusimos los paneles que llamamos Eco Sip y recolectamos ayuda con amigos para las terminaciones de cielo y piso y la logística, porque llegar no fue fácil. Así nos donaron los fletes, madera, puertas y la mano de obra fue de nuestra gente”, precisa el ejecutivo.

La propia beneficiada, Angélica Letelier, aporta que Benito Baranda, de la Fundación América Solidaria, conoció la historia a través de los dueños de Rootman y apoyó la ayuda.

“Estoy muy contenta de poder vivir en esta casa y agradezco a todos los que cooperaron. Hoy las condiciones térmicas son mucho mejores que las que tenía en la casa que se quemó. En el día la casa es fresca y en la noche mantiene mejor las condiciones de calor”, dijo.

El gerente de CORMA sede Maule, Leonardo Vergara, valora el aporte de los empresarios e investigadores de Duqueco y sostiene que “para la interfaz entre el bosque y las comunidades de vecinos hay que avanzar y trabajar mucho más intensamente en tecnologías resistentes a masas calientes de aire y su adecuado resguardo en base a humedad y resistencia al calor, así como también en programas integrales de prevención de ocurrencia de incendios. El creer que hacer decenas o cientos de metros de cortafuegos, no es la solución para evitar los daños estructurales”.

Finalmente los jóvenes emprendedores cuentan que ahora andan tras la búsqueda de un inversionista para exportar su tecnología, la cual ya ha despertado el interés de arquitectos interesados en elementos sustentables para cabañas de Pichilemu, el litoral central y Pucón.

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