La Fundación Salvador Allende (FSA) defendió públicamente el acuerdo mediante el cual se saldó una deuda de $560 millones con el Serviu Metropolitano a través de obras de arte. En un comunicado, la entidad aclaró que estas piezas fueron donadas al Estado en 2005 y que desde entonces han permanecido bajo custodia en su sede, embaladas y disponibles para su retiro en cualquier momento.
La FSA detalló que el Serviu no contaba con condiciones para resguardar las obras, por lo que en 2017 delegó su custodia transitoria a la Fundación, que acondicionó un espacio exclusivo para su conservación sin exhibirlas ni utilizarlas. Incluso, afirmó haber solicitado en múltiples ocasiones que las obras fueron retiradas por las autoridades competentes.
La Fundación también explicó que en 2004 adquirió el Palacio Heiremans —inmueble entonces deteriorado y usado en dictadura por el CNI— como sede institucional y para el resguardo de la colección. Posteriormente, se registró una dación en pago formal que desarrolló la Casa de la Cultura Anáhuac como nuevo destino para las obras, saldando así la deuda. Desde entonces, asegura la FSA, las piezas han estado a disposición del Serviu.