Cada vez queda menos para dar inicio al horario de verano en nuestro país. Este sábado 6 de septiembre todos los relojes deberán adelantarse 60 minutos, es decir, a las 00 horas habrá que poner las 01.00 del domingo 7 de septiembre.
Con ello se dará inicio al horario de verano en nuestro país. Recordemos que en abril pasado todos los relojes se atrasaron 60 minutos y comenzó así el horario de invierno, que busca dar más luz a los chilenos en las mañanas.
Recordemos que este cambio de hora no afecta a la región de Magallanes y la Antártica. Estas zonas mantienen la misma hora durante todo el año, tras una medida incorporada en 2017.
Sin embargo, esta medida no deja contentos a todos. Especialistas médicos, particularmente en salud mental, han advertido que estos cambios de hora podrían afectar a las personas que padecen condiciones de este tipo.
El Instituto Chileno de Políticas Públicas realizó un llamado urgente al Gobierno de Chile a suspender el cambio de hora.
La solicitud se fundamenta en la evidencia científica que demuestra los efectos adversos de estas alteraciones horarias en la salud física y mental de la población, con consecuencias aún más críticas en grupos vulnerables como personas autistas, con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), ansiedad, depresión y otras condiciones crónicas.
En Chile hay más de 2 millones de personas diagnosticadas con afecciones a la salud mental. “No puede ser que todos los años estemos pidiendo lo mismo y que el gobierno prefiere guardar silencio y mantener la medida”, alegó Humberto García, presidente de la entidad.
“Tal como van las cosas, la comunidad nacional se verá obligada a judicializar esta demanda de terminar con los cambios de hora. No resulta razonable si se considera que en virtud de los antecedentes, basta solo la voluntad para tomar esta decisión y dejar de exponer a las personas”, agregó.
Impactos en la salud mental y física del cambio de hora
Según se ha documentado ampliamente, el cambio de hora genera alteraciones en el ciclo circadiano, incrementando los riesgos de:
- Trastornos del sueño: Dificultad para conciliar el sueño, somnolencia diurna y reducción de la calidad del descanso.
- Aumento del estrés y ansiedad: Desregulación emocional vinculada a la adaptación forzada a nuevos horarios.
- Mayor incidencia de problemas cardiovasculares y metabólicos: Asociados a la interrupción prolongada de los ritmos biológicos.
Los grupos vulnerables en mayor riesgo
- La población autista y neurodivergente enfrenta desafíos adicionales debido a su sensibilidad sensorial y necesidad de rutinas estables.
- La alteración abrupta de horarios puede exacerbar: Crisis sensoriales o meltdowns por desajustes en patrones de sueño, ansiedad y conductas disruptivas ante cambios imprevistos en su estructura diaria.
- Asimismo, personas con depresión o trastorno bipolar pueden experimentar agudización de síntomas debido a la desregulación de melatonina, hormona clave en la estabilización del ánimo.