El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inauguró este martes en Ochopee, Florida, un nuevo centro de detención de migrantes bautizado como el “Alcatraz de los caimanes”, construido en medio de pantanos y bosques de manglares de los Everglades. Durante la ceremonia, el Mandatario ironizó sobre la ubicación del recinto, afirmando que “hay muchos policías en forma de caimanes” y que incluso enseñarán a los internos “cómo escapar de un caimán”. La instalación, que ocupará un antiguo aeropuerto abandonado, ha generado preocupación tanto por sus implicancias humanitarias como por su impacto ambiental en la zona cercana a un parque nacional.
La Casa Blanca explicó que el centro, cuya capacidad oscila entre 1.000 y 5.000 camas y cuyo funcionamiento costará alrededor de 450 millones de dólares anuales, busca disuadir intentos de fuga gracias a su aislamiento y a la presencia de fauna salvaje como caimanes y pitones. “Cuando tienes asesinos, violadores y criminales atroces en una instalación rodeada de caimanes, sí, creo que es disuasorio”, declaró la portavoz Karoline Leavitt, subrayando el objetivo de albergar a migrantes con antecedentes penales. Sin embargo, organismos defensores de derechos humanos denuncian que muchos detenidos no enfrentan cargos y que la administración califica como “criminal” a toda persona que ingresa sin visa al país.
Además de las críticas por presuntas violaciones a los derechos de los migrantes, el proyecto ha provocado la indignación de ambientalistas, quienes exigen frenar la obra por sus posibles efectos en el ecosistema de los Everglades, hogar de unos 200.000 caimanes. La inauguración coincide con el impulso de Trump a su megaproyecto de presupuesto federal, que contempla mayores recursos para deportaciones y la construcción de más centros de detención, consolidando así su política migratoria drástica desde su regreso al poder en enero.
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