A cuatro meses de las elecciones parlamentarias, el oficialismo sigue atrapado en tensas negociaciones para lograr una lista única que incluya a la Democracia Cristiana, evidenciando las dificultades de la unidad pese al éxito alcanzado en las primarias presidenciales. Dirigentes como Andrés Couble, del Frente Amplio, han reconocido el complejo escenario para armonizar intereses entre partidos, mientras figuras como la diputada Ana María Gazmuri admiten que la conversación ha sido ardua, dada la diversidad de definiciones políticas en el bloque. Paralelamente, el comando de Jeanette Jara se concentra en delinear propuestas programáticas en áreas como salud, seguridad y pensiones.
El contraste es evidente frente a la derecha, donde el Partido Republicano, Nacional Libertario y Social Cristiano ya sellaron su pacto parlamentario “Derecha Unida”, con miras a posicionar 183 candidatos a la Cámara de Diputados y 15 parlamentarios que buscarán la reelección. Mientras la UDI redobló su presión sobre Chile Vamos para evitar divisiones, advirtiendo que si la izquierda compite unida, perderá la mayoría en el Congreso. Sin embargo, Amarillos y Demócratas, aunque cercanos a la candidatura de Evelyn Matthei, siguen sin comprometerse plenamente a una sola lista opositora.
La indecisión del oficialismo genera inquietud en el Gobierno, que ve en la fragmentación un riesgo de perder peso legislativo y dejar espacio a una derecha que se mueve con mayor rapidez. A la vez, los partidos de oposición enfrentan sus propias discrepancias sobre la conveniencia de pactos amplios, aunque mantienen la presión discursiva sobre la necesidad de frenar a la izquierda en el Congreso. El tablero político se vuelve cada vez más incierto, mientras se acercan definiciones cruciales para el control parlamentario tras noviembre.
