Una tripulante de cabina chilena de Latam permanece bajo arresto domiciliario en Nueva Zelanda, tras haber sido detenida el pasado 2 de marzo en el aeropuerto de Auckland con más de un litro de cocaína líquida oculto en envases de productos nacionales. La funcionaria pasó más de un mes en prisión preventiva antes de ser trasladada a una residencia donde espera el juicio por narcotráfico.
De acuerdo con la investigación, la azafata realizaba traslados de encomiendas en sus viajes a cambio de dinero, práctica prohibida por la tubería pero habitual entre algunos pasajeros y tripulantes. Pericias a su teléfono revelaron conversaciones y publicaciones en redes sociales en las que ofrecía espacio en su equipaje, lo que permitió a la Fiscalía chilena abrir una causa paralela que indaga una red internacional vinculada al tráfico de drogas.
Los antecedentes también la relacionan con Harold Barrera, ciudadano peruano detenido en Arica con más de nueve kilos de cocaína, lo que refuerza la hipótesis de una organización transnacional que operaba entre Sudamérica, Oceanía, Asia y Medio Oriente. En tanto, la azafata, que lleva casi seis meses privada de libertad, sostiene su inocencia y afirma haber sido víctima de un engaño, mientras Latam declinó referirse públicamente al caso.