El diputado Jaime Naranjo confirmó su expulsión de la bancada de diputados del Partido Socialista (PS) y acusó directamente a la presidenta de la colectividad, Paulina Vodanovic, de haber promovido su salida, denunciando lo que calificó como una “campaña de hostigamiento” y “persecución” en su contra.
Según el parlamentario, la decisión responde a una serie de conflictos con la senadora por el Maule, quien, a su juicio, “se siente amenazada y derrotada en su aspiración senatorial”. En declaraciones públicas, Naranjo apuntó a Vodanovic como la responsable de un clima de tensión interna, acusándola de ejercer “matonaje político”.
La presidenta del PS no tardó en responder a las acusaciones. La senadora rechazó las declaraciones del diputado y afirmó que «cada bancada toma sus decisiones», agregando que los dichos de Naranjo forman parte de una actitud reiterada de “maltrato permanente” hacia su persona. “Me ha tratado incluso de sicaria en la región. La verdad es que sigue en una tónica que no corresponde. Yo creo que ya está en edad de jubilación”, señaló.
Por su parte, la bancada de diputados socialistas emitió un comunicado donde aclaran que Naranjo “renunció al Partido Socialista para desde su independencia buscar su futuro parlamentario”, y que su permanencia en la bancada fue permitida a pesar de ello. Sin embargo, indicaron que “las tensiones políticas en la región del Maule, donde conviven la senadora Vodanovic y el diputado Naranjo, generaron conflictos que terminaron afectando el trabajo legislativo del grupo”.
Uno de los puntos críticos fue la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, donde Naranjo fue reemplazado por otro parlamentario socialista, lo que profundizó el quiebre.
El episodio marca un nuevo capítulo en la compleja interna socialista, que se intensifica de cara al próximo ciclo electoral, con diferencias personales y estratégicas que se trasladan desde las regiones al Congreso.
