Un polémico episodio ocurrido en 2024 en la Embajada de Chile en Australia vuelve a generar repercusiones judiciales. Hace casi un año se viralizó un video donde el entonces cónsul en Sídney, Sebastián Canales Angulo, aparecía visiblemente alterado y exigiendo a Natalia Pozo que abandonara su oficina. Tras la difusión del registro, Cancillería lo trasladó a Ecuador y le abrió un sumario administrativo, mientras la mujer lo acusaba de agresiones físicas y psicológicas en medio de la tragedia por la muerte de su hijo.
Sin embargo, en los últimos días Canales presentó una querella ante el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago, en la que desmiente las acusaciones y asegura que fue él quien intentó apoyar a la denunciante con gestiones formales y ayuda económica. Según su versión, el día del incidente Natalia había sido citada para recibir un cheque de 500 dólares como asistencia por el fallecimiento de su primogénito. El cónsul sostiene que su intención siempre fue ayudar y que los hechos se desvirtuaron con la difusión del video.
En su declaración judicial, el diplomático incluso acusa haber sido agredido físicamente por la mujer, relatando que esta se abalanzó sobre él con intención de asfixiarlo, lo que obligó la intervención de funcionarios del consulado. El caso abre un nuevo capítulo en una controversia que mezcla denuncias de violencia, reclamos de apoyo consular y acusaciones cruzadas, y que ahora deberá resolverse en tribunales chilenos.